Tengo que decir que la producción literaria del autor de “Las Ninfas” nunca fue de mi agrado. Tampoco la periodística, aunque en eso quizás ha podido influir la “encorsetada” tribuna desde la que la difundía (jejeje). Aún así me niego a recordarle solo por el manido episodio del programa de televisión en el que montó en cólera porque del libro que en aquellos días estaba promocionando no se decía ni palabra.
Bueno, yo no he venido aquí a hablar de mi libro. Pero tengo uno (http://angblamar.bubok.es/). Pero no, no pretendo hacer caja, palabra de no-boy scout.
En las páginas de mi libro propongo un método de enseñanza a distancia de la informática de usuario en línea con las exigencias de la formación profesional reglada.
Sea cual sea la materia impartida desde esta modalidad formativa, los recursos humanos con los que la educación a distancia ha de contar parten de un equipo docente que, además de diseñar los currículos, sirva de guía al tutor, quien, a su vez, tendrá en exclusiva la responsabilidad de interactuar con el alumno.
De modo que lo que tenemos aquí es una estructura piramidal en la que el tutor, como eslabón intermedio, posee el apoyo de un equipo para potenciar el aprendizaje del alumno.
En los extremos de la cadena del modelo mentoring encontramos al tutor (experto) y al mentorizado (alumno). Entre ambos, existe un tercer miembro que es el mentor. Entre mentor y mentorizado hay una relación directa. El tutor incide sobre el mentor y no suele tener relación con el mentorizado.
Por supuesto el mentoring, a diferencia de la educación a distancia, apunta a diferentes facetas del comportamiento humano. No se restringe por tanto al proceso de aprendizaje.
Pero las similitudes organizativas son tan evidentes que me dejan con la pregunta del huevo y la gallina. Si ha existido influencia ¿Quién ha influido a quién?
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