sábado, 4 de agosto de 2012

LA TIBIEZA DE FRANÇOIS HOLLANDE


A excepción de Reino Unido y de la República Checa, el pacto fiscal de la Unión Europea ha sido apoyado por el resto de los países miembros.  Bajo el dictado de Merkel, el pacto cercena la capacidad de cada país a la hora de establecer su déficit estructural,  obligando a los países firmantes a incluir en su constitución un límite de déficit estructural del 0,5%, estableciendo un régimen policial que contempla  sanciones para quienes sobrepasen el 3% .

Se trata de una herramienta eficaz para erradicar el estado de bienestar y consolidar la supremacía alemana. Es, en suma, la sacralización del credo neocon que preconiza la reducción de los gastos sociales y salarios.

Aún peor, Merkel ha afirmado que el pacto fiscal "transforma la UE en una unión de estabilidad". Además, la valkiria regordeta nos dice que el fondo permanente se usará como elemento de coacción, ya que solo se beneficiarán del mismo "aquellos países que ratifiquen el pacto fiscal" y se comprometan legalmente con la consolidación presupuestaria. O lo que es lo mismo, se nos dice que para obtener un dinero que, por supuesto, se nos cede como un préstamo que nos cargará con una deuda externa insoportable, tendremos que sacrificar nuestra educación, nuestra sanidad y todas aquellas otras medidas sociales que nos permiten llevar una vida digna.

¿Por qué no se le paran los pies a la derecha alemana?. Cuidado, hablo de la derecha alemana no del pueblo alemán, quien sufre, con los contratos basura que en definitiva son los mini-jobs, unas condiciones laborales extremas que les aboca al pluriempleo y a la desprotección de la futura tercera edad desprovista de la pensión de jubilación que este tipo de contratación, mayoritaria en este país, excluye.

Pero…¿Cuál es la postura de la Europa del Sur?. No la que cabría esperar de quienes son los clientes VIP de Alemania, de quienes suman un PIB muy superior al alemán y de quienes hacen que el estado alemán se financie con unos intereses irrisorios.

SI el euro nos condena a ser los lacayos del imperio económico alemán ¿Por qué seguir dentro de este sistema económico que nos tiraniza? La respuesta es obvia y no es otra que la sintonía que en cuanto a los dictados del 4º Reich manifiestan las clases dominantes de los países del sur, ya que así pueden materializar sus sueños más oscuros en cuanto a la destrucción de los derechos de la clase obrera tan duramente conseguidos.

Por mi parte, mi sueño hubiese sido que Francia, España e Italia, capitaneados por Hollande, hubiesen protagonizado un plante consistente en la salida conjunta del sistema euro. Esa y no otra es la única manera de poner a Alemania en su sitio.

Uno ya no cree en los Reyes Magos y nunca he esperado que un socialdemócrata como Hollande plantease una postura que no por radical es menos acertada. En su descargo solo puedo decir que cualquiera se pensaría dos veces dar ese paso si sus compañeros de viaje fuesen un tecnócrata italiano y nuestro Marianete.

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